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14 febrero 2012

Verdad #10

-No hay nada más lindo que acostarse con las sabanas limpias, recién cambiadas.

-Tiburcio Plátano-   

Informe Especial: comportamientos en la Net I

El porno amateur y nacional 
PorBigoteFalso

La práctica del visionado de pornografía en Internet es ya moneda corriente. Es parte de nuestras vidas, de alguna u otra manera, directa o indirectamente. 
Entre los distintos estilos dentro del género; El amateur, (este subgénero nace con la llegada de Internet) es uno de los más buscados por los usuarios hombres con pelos en la espalda, mujeres de 35 años, oficinistas en general, cadetes administrativos y pelados que se rapan a cero las pocas partes de pelo que aún le crecen.

La estadística de nuestro país, arroja que de cada 10 personas que consumen estos videos, 7 buscan no sólo amateur sino también que sean nacionales, argentinos, con diálogos coloquiales y el tan preciado “oh yeah” en castellano.  

Las virtudes son infinitas.

Las diferencias del porno amateur y nacional, con el porno producido y yanqui, son más que evidentes: más realismo; lenguaje entendible; mujeres comunes y a veces muy lindas; cuando las mujeres gozan y el video es realmente amateur, deben estar gozando de verdad; cuerpos normales, no esculturales, ni trabados, ni aceitosos; posiciones que se pueden hacer; la duración del acto suele no superar los 25 minutos, con errores, con bajas en la intensidad, no como los físico-culturistas de las películas americanas que ametrallan a su partener durante 1 hora por reloj sin titubear (eso es, hay que decirlo, la magia del montaje); entre muchas, muchas más.

Este realismo provoca una cercanía nunca antes experimentada. Llegando incluso a niveles muy altos de excitación. Los investigadores afirman que se debe a la identificación que sienten los espectadores con los personajes, “es como estar ahí” dice uno de los miembros examinados para dicho informe. Esa es la enorme ventaja, es sentir que uno está allí, o lo que es mejor, es sentir que podría estar. 

Sin embargo, detrás de todo esto hay algo más, hay algo que se esconde, una fantasía, un anhelo oculto: El grupo de psicólogos destacó que un patrón se repetía; el 98% de los casos tenían una fantasía muy profunda, una fantasía que no se vislumbraba en los comentarios de oficina, o en el bar, o en la canchita de fútbol 5. El anhelo de estos espectadores de porno amateur y nacional es la de encontrar en “acción” a esa compañera del colegio que los volvió locos durante los 5 años del secundario; a alguna bomba del barrio que nunca les dio bola; a la ex-novia de algún amigo que rajaba la tierra, pero que, por respeto, siempre evitaron mirarla; a sus primos; a compañeros de trabajo; a jefes y la lista sigue.

Sumado, a las bondades ya mencionadas de estos videos, se le agrega este pequeño detalle. Este porcentaje de espectadores, mira estos videos con un plus, con un condimento extra: “a ver si me encuentro a la turrita de juli” dijo en voz alta uno de los miembros examinados, mientras buscaba videos en Internet en el cuarto de observación.   

La estadística dice que 07% llegó a buen puerto, y encontró ese plus, esa minita, o ese hombre que los volvía locos. 

Pero no todo es una panacea. Sin saber, estos espectadores están jugando con fuego. Con poderes que no podrían dominar. Es simple: probabilidad; si un sector encontró lo que secretamente buscaba, es cuestión de tiempo para toparse con el horror. 
Si en esa búsqueda dieron con una chica o chico x del pasado ¿qué los aleja de encontrar a una ex-novia que esté gozando a lo loca, más con su nuevo amante/novio que con ellos, incluso estar haciendo cosas que antes se negaba hacer? (la muy turra). O lo que es peor, y un trauma más para la muy débil psiquis del espectador de estas cintas 
¿Quién dice que no se topen con sus propios hermanas/os de sangre haciendo la chanchada, o incluso, hasta con sus padres?!

¿Cómo se podría volver de eso? ¿Se podría volver a mantener una relación sexual sana después de ver a sus padres o hermanos “haciéndolo”?

No, definitivamente no. Perturbaría por completo su vida sexual, o lo que es peor, quizá hasta les saque los deseos de ver porno en Internet.
¿¿Alguien se puede imaginar eso??  

Es por ello que este estudio pretende concientizar a los usuarios de pornografía amateur y nacional.

Para evitar una tragedia, les aconsejamos que miren las “capturas” (las fotos), chequeen los comentarios (si es una web tipo comunidad con mensajes) para lograr armarse una idea del video a visualizar. 
No se dejen llevar por los títulos: “La morocha viciosa de barrio norte, 100% amateur Argentino”.  

Por un porno amateur y nacional libre de traumas.    
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10 febrero 2012

Verdad #9

-Es inevitable que en un corte de luz en tu casa, yendo al baño, con una vela o una linterna en mano, no manotees la llave de luz intentando encenderla.


-Juan Carlos Manfroto- 

Viaje al Centro de la Psique

#23
Fisgones de lo cotidiano
PorRodríguez

Me pone incómodo que comprando en el chino, la gente me mire los productos.

Figúrense: parado en la cola del chino, cargando el canasto del antebrazo, pero poniéndolo más que nada para adelante (ya van a entender). La cola va avanzando. Hasta ahí todo bien (bue hay otro temita que a veces la gente o se pone pegado o deja una enorme distancia, tanto que uno no sabe si está en la cola o simplemente se paró ahí, revisando mentalmente qué le falta comprar. Pero ese es otro tema). Bueno, llega mi turno, listo, buenísimo, comienzo a sacar las cosas, los productos, (que claramente no voy a describir), los saco uno a uno. Ahí es donde sucede: La gente que está en la cola, atrás mío, se lanza a la carga con las miraditas. ¿Podés creer? los muy desfachatados, miran, qué digo miran, observan, estudian, analizan cada producto que saco del canasto. Acto seguido la mirada es para mí, me miran de arriba abajo. Siento como me clavan los ojos en la nunca, los siento en los hombros, pesados, como un yunque. Porque no es una miradita inocente, nooo, si me miraran como sin querer, no habría problema. Pero no, el asunto es que me juzgan. Van con la mirada de un lugar a otro: de los productos, a mí, de mí a los productos, asintiendo con la cabeza acompañado de un gestito, casi pronunciando algo, muy para adentro, un “mum”, pero que yo escucho, ¡lo escucho bien! Muy bien “Fuerte y claro” como dicen en la guerra.
Con esa mirada están haciendo un claro juicio de valor. Y yo me siento desnudo, desvalido. Están mirando mis productos, no es joda, es algo íntimo. Y no exagero eh, piénselo dos segundos, es como que les estén mirando la heladera, el botiquín del baño, las alacenas, como que estén mirando cuando se depilan o están indispuestas, cuando se afeitan, cuando se arreglan para salir, si se lavan los dientes así nomás o si profundizan, (cepillos, enjuagues bucales, hilo dental) si les gusta el papel higiénico suavecito y con ositos o prefieren la “lija”; pueden ver qué vino toman, si son pijoteros, de buen tomar, o si simplemente si siguen las modas. Saben si especulan con los precios, si van tras las promociones y ofertas, o si no reparan en gastos, comprando chucherías, boludeces, lujos; si cuidan la silueta, si están en la dieta de Cormillot, si comen sano, si están enfermos de algo, o si comen hasta explotar. TODO.
No es joda. Saben todo, son arpías, animales de rapiña, espías de lo cotidiano, son fisgones, voyeures, metiches, enfermos sin escrúpulos, sin vergüenza ni códigos de convivencia.  
Los detesto, en realidad me dan lastima, son seres sin vida, vacíos, huecos, pobres tipos que tiene que alimentarse de historias ajenas, de vidas ajenas. 
¡Son vampiros del supermercado chino!  

Una vez que voy dejando los productos, intento poner el cuerpo tapando un poco, meto la espalda para que no puedan ver qué y cuánto compré de esto, o de aquello. Apoyo las cosas cerca del láser para que la china los marque rápido, y después paso del otro lado sin perder un segundo para embolsar todo rápido, tan rápido que casi ni me fijo en la cuenta. Digo todo que sí, y pago sea lo que sea. Lo único que quiero es irme, tapar mis productos, taparlos bien, que no los vean, salir rajando. 

En conclusión, queridos amigos, como estos fisgones de lo cotidiano no van a dejar su perversión, yo, después de un largo análisis ético (de más o menos 23 segundos) me he decidido a pagarles con la misma moneda.
Así que ojo, quedan advertidos: 
¡Los estoy mirando!
¡A todos!

Nos estamos viendo (en la cola del chino).