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05 septiembre 2011

Viaje al Centro de la Psique

# 8
Nada más incómodo que encontrarse con un "casi conocido"
PorRodríguez

-Una de las 7 cosas más incómodas según mi ranking de cosas incómodas:

Supongamos que estamos en un lugar público (banco, local de comida al paso, cerrajería, o la AFIP) haciendo algún tipo de trámite o menester. Y de golpe nos encontramos con una persona que apenas conocemos. Pero la conocemos lo suficiente como para tener la obligación de saludarla. Luego de terminar de hacer lo que quiera que estábamos haciendo y de hablar sandeces tales como el clima, la inflación y el tránsito. Salimos. Salimos juntos. Por alguna razón que desconocemos, el sujeto sale al lado nuestro. Pero ojo, no se trata, en este caso, de un “pesado” eh, ya que puedo notar en sus movimientos que él siente lo mismo que yo. Ambos nos queremos ir, ambos queremos terminar con este encuentro casual, ambos queremos dejar de actuar, queremos irnos, simplemente estar callados, en silencio, solos. Sin embargo una fuerza superior nos coloca en ese lugar.
Nos detenemos un instante en la puerta y con cortesía forzada, nos despedimos. Pero otra vez, algo excedente, como si una voluntad nos moviera cual marionetas, los dos empezamos a caminar para el mismo lado y exactamente a la misma velocidad.
¡El horror!
¡El cenit mismo de la incomodidad!
Nos acabamos de despedir; listo, chau, buena suerte, nos vemos en otra vida. Pero No, los dos caminamos para el mismo lado, exactamente a la misma velocidad; uno al lado del otro, cerca, el lado, pegamos.
¿Qué hacer?
¿De qué hablar?
¡Si ya habíamos hablamos de todo lo que podíamos hablar! (o sea casi nada)
¡Ya nos habíamos despedido incluso!
Y no tenemos la confianza suficiente como para hacer un chiste.
No nos conocemos como para reírnos de la situación.
Creo que ni siquiera me acuerdo el nombre.
Y la verdad no sé bien ni de dónde lo conozco.
¿¡Para qué lo saludé cuando me miró!? por favor
Si estaba tranquilo con mis cosas. Mirando esa manchita de humedad, pensando en las cosas que tengo que comprar, y redactando en la cabeza un mail que tengo que mandar.

Pero ahí estamos… casi dos desconocidos, caminando para el mismo lado, apenas a unos centímetros de distancia. Haciendo como que no nos vemos, pero nos vemos, sabemos que estamos caminando uno al lado del otro. Lo sabemos, nos miramos de reojo, y disimulamos no vernos. Estiramos esta situación hasta un límite inverosímil. Hasta que de pronto: ¡una revelación! Se me ocurre una idea brillante; me detengo, saco el celular que nunca sonó, ni vibró, pero hice como que sí, y leo un mensaje de texto inexistente. Levanto la vista y gracias al cielo, veo como el casi desconocido se aleja sobre la calle perdiéndose entre en la gente. Veo como desaparece entre una multitud de auténticos desconocidos.


¡Ahh, que alivio!
¡Ahora sí! Ahora puedo volver a mis cosas. Y ya que tengo el celular en la mano aprovecho para poner el despertador para el día siguiente: “8:03hs”. Bueno… ¿en qué estaba?... ah sí, ahora puedo seguir con esas cosas de uno: Quizá compre aceitunas sin carozo, y voy a pensar cuáles y en qué orden realizar los quehaceres mundanos de mi casa cuando llegue.

8 comentarios:

  1. Me siento incómoda de sólo pensarlo.

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  2. gracias por hacerme sentir menos solo y desdichado!
    gracias!!
    Rodríguez

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  3. A mi me pasaba mucho en la facultad, me cruzaba muchos de estos sujetos por el pasillo y era terrible, era un desfile de seudo-desconocidos y conversaciones sosas. Pero después aprendí a gambetear, recibir un msj inesperado que me hacía girar sobre mi mismo, subir por las escaleras laterales y cabecear hacia cada pasillo antes de entrar, caminar rápido, sin mirar a los costados, y otras tácticas por el estilo. A lo último desarrollé un poder sobrenatural, porque ahora cuando voy por la calle y veo venir un desconido directamente hacia mi sin tiempo para virar de dirección y pienso "uy, lo voy a tener que saludar, qué cagada", de pronto el sujeto en cuestión se queda como duro, mirando fijo para adelante, abstraido en sus pensamientos y sin radio de visión hacia los costados, lo cual me vuelve prácticamente invisible.

    O a lo mejor, se hacen los giles para no saludarme. ¡Habrase visto, si serán maleducados!

    Mariano.

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  4. A mi tambien me pasaba!. me volvi con el tiempo un poco antipatica con el medio conocido, o quiza lo limitadamente simpatica , como para terminar siendo una antipatica a fin de cuantas, por lo cual ya saben estos queridos pseudoconocidos que conmigo se van a sentir lo suficientemente incomodosy yo molesta .Ser antipatica no solo me trajo consecuencias como los clasicos comentarios de desconocidos: Que cara seria que tenes, te peleaste con tu novio?, siempre fuiste asi de seria? Estas aburrida? Vos de donde conoces a tal?(aclaro que cuando me pasa esto son casi conocidos porque estoy de acompañante de alguien).. despues siguen otros como....te sentis bien, porque estas ojerosa?(comentario inoportuno..la puta que te pariooooo, dormi todo el dia y encima me tape lo mejos que pude las malditas ojeras con el puto corrector que me salio un huevo y crei que era la salvacion de mi cara de panda!!!!,que cara de preocupada que tenes , siempre sos asi? peron, perdon pero porque te tengo que hablar de mis preocupaciones si no te conozco y menos decirte si soy una persona que vive excesivamente preocupada!!!, sos re timida no? no, pelotudo, lo que pasa es que no me gusta relacionarme al pedo, gasto saliva y todo sigue igual.La cara cada vez tiene menos ganas de hacer el esfuerzo paran transformarse en la tipica cara con raya en el medio.Todo bien , despues de lograr todo esto, si me ves por la calle no vas a querer hablarme!!! y si , me pelie con mi novio y vos encima sos tan pelotudo que me haces extrañarlo porque era menos boludo que vos seguro!! DIA DE CATARSIS

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  5. "¿Te sentís mal?" y "Dale, vení, bailá", o "¡No quiero ver a nadie sin bailar, eh!" logran que odie inmediatamente al bípedo inplume que las pronuncia.

    Mariano.

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  6. jajajjaa si clarooo, veni a bailar!!!!me habia olvidado esa es una de las mas odiosas

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  7. “No quiere ver a nadie sin bailar” es genial, o sea odiosa!
    Es de los creadores de “¿Te pasa algo?” seguida de “¿En qué pensas?” de una novia a un novio, o viceversa.
    Rodríguez

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  8. Y el que convoca a bailar a todos, no siempre baila ehhh.Es un maldito amurado a la barra, a la mesa, al trago, al chamuyo insistente con otras personas...

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