-Siempre que nos despertamos de una siesta profunda y no planeada, (aparte de estar babeados) No entendemos nada, literalmente. Pensamos que ya es de mañana, que estamos llegando tarde al trabajo, a una cita o a una reunión impostergable, que hay un ataque alienígena en la calle, un incendio silencioso alrededor o incluso llegamos a creernos (como real) el último sueño.
Tiburcio Plátano
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