#32
Segundo registro de obsesión conciente
PorRodríguez
Cuando era chico me cansaba,
me agotaba la sola idea de tener la necesidad de respirar,
pestañear y tragar saliva a la vez.
Al racionalizarlo me volvía
loco. No sabía qué hacer primero y qué después. Cada cuánto respirar, cada
cuánto tragar saliva y/o pestañear.
Me pasaba en momentos
muertos de la vida; a la hora de la siesta, en alguna sala de espera, en una
clase de matemáticas, (dónde claramente no prestaba atención), o cuando me iba
a dormir sin sueño.
A parte de ser uno de los
primeros acercamientos a mi lista de obsesiones o manías. Creo que fue también
una especie de primer crisis existencial. No sé cómo explicarlo, pero esa
sensación me generaba angustia, un vacío raro, tendría más o menos 10 años.
Pensaba que a medida que iba a ir creciendo, se iba poner cada vez peor. No me entraba en la cabeza, como la gente
podía vivir así, con semejantes “tareas”: Pestañear, tragar saliva y respirar.
Acciones interconectadas entre sí, en simultaneo e intercaladas, respetando una
suerte de ritmo, de melodía muda, de coreografía invisible. Demasiado trabajo.
Demasiada presión para un chico de 10 años.
Y cuando me pasaba, a su vez
pensaba que me estaba pasando. O sea, era conciente, decía: “oh no, ahí viene
de nuevo”; “Ahí me está pasando otra vez”.
Y me desesperaba pensar en
pensar.
Me volvía loco.
Y lo peor es que no se lo
podía decir a nadie. Me lo tenía que tragar. Por consiguiente una nueva carga.
Al martirio de pestañear, tragar saliva y respirar se le sumaba el No poder
compartirlo, el no poder sacarlo afuera.
Pensaba que iban a pensar
que estaba loco. Y yo sabía que les pasaba a los “locos” de mi edad: Directo a
la psicopedagoga. (Más tarde me mandaron pero por otro motivo que no viene al
caso).
Entonces me callaba la boca.
Era algo que enfrentaba solo. Era yo y esos pensamientos laberínticos. Yo y la
obsesión de pestañear, tragar saliva y respirar, cara a cara. Otros se
disputaban (entre compañeros) por un pebete de jamón y queso, por un bocadito
“Holanda”, o por la pelota “Macu”, en la calle o en algún recreo. A mí, en ese
momento, me tocó un duelo interno y secreto.
Pero bueno por suerte acá
estoy: Sano y salvo (?)
Por suerte con el tiempo fui
mejorando (?)
O bueno, al menos, pude ir
dejando de pensar al pedo (?)
Lo que es seguro que pude
relajarme y disfrutar (?)
Por suerte sino, no sé que
hubiera sido de mí y de la hermosa salud mental que luzco en la actualidad del
hoy (?).
ahh noooo, estás del orto groso!!!
ResponderEliminarSantiago, de Chile.