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27 junio 2014

-Sin título-

A los 6 años no entendía nada de lo que había que hacer en el colegio
No entendía por qué había que ir 
No entendía qué había que hacer
No entendía las consignas, los objetivos, nada.
Me limitaba a mirar para delante, y asentir. O a veces ni siquiera eso. Me colgaba mirando alguna manchita en la pared o imaginando que la lapicera de tinta era un supercohete con la misión de llegar a dónde nunca nadie había llegado antes. Recuerdo que imaginaba que la punta era la cabina y que todo el resto era un gran tanque de combustible. No imaginaba dónde estarían los motores. Solo me preocupaba que hubiera un lugar para la tripulación y otro, enorme, para la nafta. Así, con semejante carga, podría llegar a lugares nunca antes imaginados por el hombre. Imaginando eso me sentía bien, qué sé yo.
El resto, no lo entendía, no me importaba.
Pero ojo, no es que estaba más allá de nada. Demasiado joven para hacerme el superado.
No entendía nada de verdad. No sabía que había qué hacer, o por qué.

No entendía ni siquiera cómo hacer ese ejercicio de unir -mediante una línea- puntos numerados. Línea que al llegar al último punto, nos revelaba una forma, un dibujo, por ejemplo, un dragón.

Recuerdo que un día mi compañera de banco, una chica rubia de hachazo y medio achinada, después de explicarme el procedimiento varias veces, optó resignada, por hacer el ejercicio por mí.

Ella dibujaba y yo la miraba.
No entendía nada, pero tampoco era boludo.

Sebastián Culp.




8 comentarios:

  1. O sea...te hacías el salame para mirar a la piba de perfil...eras un capo XD

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  2. ¡Me encantó!

    ¡Pasa que la escuela no sirve para nada ni tiene sentido alguno, Culp!
    "Demasiado joven para hacerte el superado", pero desde tu inocencia captabas el meollo de la cuestión.
    Luego, alguien nos explica y nos hace creer que la escuela tiene algún sentido. O, lo que es peor, que cumple funciones que no son las que realmente cumple. Porque las que realmente cumple son otras, solapadas.
    El mejor camino, creo yo, es el retorno a la inocencia. Cuando, al repasar todo ya de grande, uno se da cuenta de que las primeras impresiones que uno tenía no estaban muy alejadas de la realidad. Pero ahora uno puede decir que la experiencia le ha dado peso a esa impresión de niño.

    ¡Con lo de la birome-cohete me hiciste pensar en "Calvin and Hobbes", la historieta! ¿Alguna vez la leíste? Si no lo hiciste, te la super recomiendo.

    ¡Y me encantó lo de la nena uniendo los puntos por vos! Jajaja.

    ¡Abrazo!

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    1. Jaja! Qué grande, Guille! Muchas gracias! Comparto tus observaciones sobre la escuela primaria. Y no, no leí la historieta, la voy a buscar.
      Gracias de nuevo, es un placer poder poner en "su lugar" asuntos internos pasados, y que encima agraden a los demás.
      Gran abrazo.

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  3. ¡Muy bueno!
    Qué lindo ser niño.
    :)

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    1. Jaja! Tal cual. Hay que crecer y hacerse cargo de las cosas, pero nunca hay que dejar de sentir, o tratar al menos, aquellas cosas que nos conectan con lo más ingenuo. (En el buen sentido)

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  4. Pero... ¿Este no es el niño que arruinaba la comunión???

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    1. Jajaja! Estás uniendo cabos! Elemental, mi querido, Watson!

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