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02 julio 2013

Cachos de realité

PorBigoteFalso



Plano de situación:
Burger King, coordenadas desconocidas, 16.30hs de un domingo, duración de la escena: unos 8 minutos.

1- Un señor grande tiene los pelos más largos que jamás hayan sido vistos. No en su cabeza, no en su barba… sí en sus orejas.

2- Un matrimonio de unos 50 y tantos vocifera con insultos, e incluso da puñetazos sobre el mostrador, porque su pedido es entregado por partes: “Cuando llega una cosa se enfría la otra, ¡qué inoperantes!”, gritan. El circuito de mandar a recalentar lo que se fue enfriando se prolonga en el tiempo, entrando en una cinta de moebius.

3- Un hombre de la tercera edad (cuya mano figura en la fotografía) porta un vistoso y soberbio anillo, probablemente con intenciones de atraer más dinero. Junto a un amigo, también geronte, hacen valer (cada uno con el suyo propio) un cupón de descuento. El protagonista de la historia, sin embargo, se empecina en "hacerlo pasar" ya que el diminuto y arrugado papelito acusa estar vencido. La cajera, una adolescente falta de carácter, está al borde del sollozo y se lo deja pasar.
           

Lejos la intención de juzgar a los otros. Esta sección se limita, apenas, a retratar la realidad.
Para eso están ustedes. Disparen, si gustan.

13 comentarios:

  1. Esa es la clave del que tiene plata, los cupones vencidos de Burguer King.

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    1. No, no es tan disparatado. Los que tiene plata, son los más ratas del world

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  2. para mi que era un tipo de Gangster o algo así, para así justificar ese aniño a modo de demostrar su "superioridad". Probablemente a cada miembro, después de una iniciación, se le entrega este artefacto para identificarse, para ser miembro de la "familia" (dígase con voz del padrino".
    Probablemente le importa un cuerno que el vale haya estado vencido. Como es una persona importante solo se limita a que le entreguen lo que le prometieron si o si.

    Por lo tanto, estamos hablando de un mafioso tirado a pobre, o que simplemente se hace el rudo para así tener a la gente asustada.

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    1. Simplemente genial! Esto que hizo lluvia de ideas, es Conjeturar. Bienvenida!

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  3. Anécdotas que uno tiene al vivir en la jungla de la ciudad.

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  4. Yo te cuento una. También en un Burger King, casualmente. Coordenadas: Maipú y Pelliza, en Olivos. Hace un par de meses.

    Un muchacho de treinta y pico llega para pedirse un té con leche y tres medialunas.
    Delante de él, hay un señor de sesenta y algo. Poco pelo, estatura media tirando a baja.
    "Se olvidaron de darle el saquito de té a mi mujer", le dice a la empleada.
    "Uh, no hay más té", dice uno de los empleados tras el mostrador.
    "Le podemos ofrecer café o mate cocido", le dice la empleada al señor de sesenta y algo.
    "A ver... Esperá que le voy a preguntar a ella qué quiere", dice el señor.
    Al rato, la señora se levanta y se dirige al mostrador.
    "¡¿Cómo que no hay té?! ¿Me dieron el vaso con agua caliente y ahora me dicen que no hay té?"
    La empleada explica que fue un error. Pide disculpas y vuelve a ofrecer las dos opciones disponibles.
    "¡¿Pero a vos te parece lógico que me den un vaso con agua caliente si no hay té?!", insiste la señora.
    La empleada repite el pedido de disculpas en un tono que a la señora le parece inapropiado.
    "¡No me hables así! ¡No me levantes la voz!", dice.
    El muchacho de treinta y pico se comienza a impacientar. Le molesta mucho el cariz que está tomando la situación.
    "Usted me está hablando mal a mí", dice la empleada.
    "¡¿Y cómo querés que te hable si me dan un vaso con agua caliente y después me dicen que no hay té?!", dice la señora.
    El muchacho de treinta y pico interviene.
    "¡Cómo rompés las pelotas, eh!", le dice a la señora.
    "¡¿Qué?!", dice la señora.
    "¡Que rompés las pelotas!", dice el muchacho, y acompaña con un movimiento de la mano para que se entienda mejor lo que está queriendo decir.
    "¡Pero a usted le parece que me den un vaso con agua caliente!", dice la señora.
    "¡Está bien: es absurdo; pero ya está! ¡Y vos seguís rompiendo las pelotas!", dice el muchacho, y vuelve a acompañar con el movimiento de mano.
    El marido de la señora se dirige al mostrador hecho una furia.
    "¡¿Qué dice?!", le pregunta a la señora.
    "Tranquilo, viejo", dice ella.
    "¡¿Qué decís?!", le pregunta el señor al muchacho.
    El muchacho titubea. Pero finalmente dice:
    "Que está rompiendo las pelotas...", con tono de que está diciendo algo que es obvio. "Yo quiero hacer mi pedido y ella sigue rompiendo las pelotas."
    El señor saca pecho y se acerca desafiante al muchacho.
    "¡¿Cómo vas a pelear con una mujer?!", dice.
    "Tranquilo, viejo", dice la señora, mientras sujeta al señor. "Te va a hacer mal."
    Interviene el empleado de seguridad. Pregunta qué sucede. Se lleva a la pareja a una mesa y les pide que tomen asiento y le expliquen. Las empleadas detrás del mostrador se sonríen.
    "¿Sí?", dice una.
    "Té ya sé que no tenés", dice el muchacho. "Dame un mate cocido con leche y tres medialunas. Para llevar."
    Al salir, pasa junto a la mesa de los sesentones.
    El señor lo señala.
    "Ese. Ese es el hijo de puta", le dice al de seguridad. "Ese hijo de puta le faltó el respeto a mi señora".
    El muchacho se va con cierta satisfacción, pero también con la sensación de haber agitado al pedo. Tendría que haber hecho hincapié en que la señora estaba maltratando a la empleada, se dice a sí mismo. Pero ya está hecho.

    Bueno, el muchacho de treinta y pico es quien escribe esto, claro.
    Diablos, debe haber alguna regla respecto a que un comentario no puede ser más largo que el post al que corresponde.
    Seguramente, seré multado o iré preso.
    Perdón por la invasión.

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    1. Jajaja! Muy bueno che! Sí, hay algo que me está rondando en la cabeza que es actuar, digamos, con cierto sentido común, frente a las injusticias cotidianas. Eso que hiciste no estuvo bien. Pero no porque le faltaste el respeto sino porque le diste argumentos al viejo para que te acuse de algo. Igual, se lo tenía bien merecido la viejecilla esa.
      En cuando a la extensión de los comentarios, siempre y cuando sea un texto enriquecedor, es aceptado. Obvio, que los calificados para decir si es o no enriquecedor, somos nosotros, los dueños absolutos del blog.
      Salud y por más invasiones!

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    2. Lo mismo sentí yo, que les había dado argumentos. Esa noche, entonces, esos viejos de mierda seguramente le contaron a alguien: "No sabés: una pelotuda, en el Burger, nos sirvió un vaso de agua caliente sin té y un hijo de puta nos insultó, porque sí".

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  5. Seguro era Hagrid. El también tiene pelos en las orejas...

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