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26 septiembre 2014

Cuando era chico comía talco. 
No sé cómo empezó. 
Un día después de bañarme, mientras me ponía talco en las bolitas y los pies, hice ollita con una mano, la llené de ese polvillo mágico y ¡pa! Me lo mandé. De una. 
Qué hermoso, ¿no?
Ojo, talco común, ¡eh! Nada del especial para pies. Ese no por Dios. El común, el común.

Después de ahí, lo empecé a hacer seguidito. 
No todos los días, pará, tampoco soy un asqueroso, ¿qué se creen?
Pero cada tanto, después de ponerme talco en las bolitas y pies, la misma rutina: Ollita con la mano, la llenaba de talco (pero la llenaba eh) y fondo blanco. A troden. A cobrarle a Gardel. (?)
Masticaba talco.
Lo saboreaba.
Lo movía entre los dientes, entre la lengua.
Sé lo que están pensando... mmm, qué delicia. (?)

Con el tiempo fui dejando tamaña excentricidad.
Bueh... tampoco taaaaan excéntrica, ¿no?, ¿No?, ¿¡NO!?

Pero claro, recién ahora llueven infinidad de programas de obsesiones anómalas. Donde la gente come papel higiénico o marcos de puertas. O donde una pobre mina no puede dormir sin un secador de pelo encendido al lado de la cama. O programas sobre los ‘Acumuladores’: gente que, por ejemplo, vive con todos los celofanes de los todos los puchos que compró en toda su patética vida, tirados por ahí, en algún lado de la inmensa bola de mugre que es su casa. Porque: “No la puedo tirar, quizás sea útil para algo”, dice, el pobre infeliz. “Sí, amigo, seguro: cuando te quedes sin ropa limpia vas a poder hacerte una remera uniendo prolijamente todos los celofanes”.

Pero ¿dónde estaban antes estos programas?
¿Dónde estaban a mis 10 u 11 años cuando hacía la ‘gracia’?
¿Dónde estaban cuando después de bañarme le daba un sabroso bocado a ese néctar celestial que se atascaba en mi garganta?
¿¿Dónde estaban cuando de chico comía talco??

Sebastián Culp



2 comentarios:

  1. jaja no está tan mal eh, creo que peor sería si te lo aspirabas... salu2...

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